sábado, 11 de mayo de 2013

ORTEGA, POLÍTICA







Aquí debéis ser capaces de ver algo de Nietzsche y los vínculos de esta cuestión con cosas tales como el regeneracionismo y el problema de España, o el carácter histórico de la razón.
 
La vida humana es personal e intransferible (sólo soy yo y mis circunstancias) pero los demás también son parte de mis circunstancias. Todos necesitamos de los otros por nuestra condición dividida entre mi yo y mi mundo. No puedo ser al margen de los otros, ellos nos limitan e imponen sus creencias, pero también nos agrandan, pues soy todo lo que para los demás soy.
España es un particularismo, ya que en ella la sociedad va por distinto camino que la política, invertebrada como en todo occidente por el advenimiento de las masas al poder, ha triunfado el “hombre masa” (individuo sin aspiraciones ni proyectos, mediocre, decadente, sólo preocupado por la inmediatez de su conciencia. España sufre una enfermedad típica, la aristofobia u odio a los mejores; un nuevo proyecto es criticado por el hombre masa, movido por  envidia, rencor y remordimiento.
Ha triunfado la chabacanería, la ausencia de compromiso social, la ausencia de hombres ejemplares lo que supone un gran peligro en la historia, porque supone generaciones que no cumplen misión y por tanto no hay futuro.
Se debe promover una élite capaz de hacerse cargo de las responsabilidades de su tiempo, que aporte autenticidad, que aporte un futuro. Una aristocracia con individuos conscientes de su misión, ilustrados, que sepan que deben promover leyes justas y lo hagan.
La clave de la regeneración española será la necesaria reforma social y educativa capaz de proporcionarnos  esa élite necesaria.