miércoles, 5 de octubre de 2011

OTRO AÑO

Aquí estamos de nuevo. Otro año, otro curso, nuevas instrucciones pedagógicas, nuevo conseller de educación...
Heráclito decía que todo fluye y nada permanece.
¿Tenía razón Heráclito, o era más clarividente el viejo Parménides?
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DEMÓCRITO Y EL ORIGEN DE LA VIDA

Diodoro Sículo fue un historiador romano del S. I a. C. En su obra se hace eco de diversas noticias sobre antiguos filósofos griegos y por ello se convierte en una de las fuentes de que disponemos para acercarnos a aquéllos.
Aquí se hace eco de las teorías de Demócrito, el sabio atomista, sobre el origen de la vida en el cosmos. Describe cómo de la materia caótica se va generando el orden y cómo todos los seres vivos proceden de la materia común y, en última instancia, del mar.

En la primitiva comunión, pues, de todas las cosas, dicen que el cielo y la tierra tenían un solo aspecto, por estar mezclada su materia; más tarde, al separarse los cuerpos el uno del otro, el mundo fue asumiendo toda esta ordenación que se ve en él; la parte fangosa y túrbida, con mezcla de elementos húmedos, se depositó toda en un lugar por su peso; y girando y volviéndose continuamente sobre sí misma, con el elemento líquido formó el mar, con las partes más sólidas formó la tierra, fangosa y totalmente blanda. Y ésta, desde entonces, bajo el ardor del fuego solar, adquirió consistencia; luego, al producirse fermentaciones en su superficie a causa del calor, en muchos lugares empezaron a abultarse ciertas partes húmedas, y alrededor de éstas se produjeron podredumbres, envueltas por finas membranas; lo que en los estanques y en los lugares cenagosos puede verse aún hoy, al punto que, al enfriarse el lugar, el aire se vuelve ígneo de improviso, en vez de cambiar de temperatura poco a poco.
Y puesto que aquellas partes húmedas producían embriones por la acción del calor, en la forma que se ha dicho, éstos, por la noche, recibían alimento de la niebla que bajaba de la atmósfera y luego, de día, se consolidaban por el calor del sol; finalmente, a medida que estos fetos así encerrados iban cumpliendo su crecimiento y las membranas se secaban y se desgarraban, salían a la luz las más variadas especies de animales; y los que entre éstos poseían más calor se elevaron a las regiones del aire y se convirtieron en voladores, los que tenían constitución terrosa se contaron en el orden de los reptiles y de los demás animales terrestres, y los que habían adquirido una naturaleza particularmente húmeda, se precipitaron en el elemento conforme a su naturaleza y se denominaron acuáticos. Luego la tierra, endurecida cada vez más por la acción del calor del sol y por los vientos, dejó de reunir condiciones para producir animales mayores, pero las especies vivas comenzaron a propagarse por mutua unión entre los mismos seres.