Joseph Brodsky.
Por sí misma, la realidad no vale un centavo. Es la percepción lo que confiere significado a la realidad. Hay una jerarquía entre las percepciones (y por consiguiente entre los significados) en la que aquéllas adquiridas mediante los prismas más refinados y sensibles ocupan la cima. Es la cultura, única fuente de suministro, la que aporta a dichos prismas el refinamiento y la sensibilidad; es la civilización, cuya principal herramienta es el lenguaje. La evaluación de la realidad materializada mediante tal prisma -cuya adquisición es un objetivo de la especie- es por lo tanto la más precisa y quizás incluso la más justa. (Ante esto que digo no hay que hacer caso de los gritos de "¡Improcedente!" y "¡Elitista!" que pueden surgir, como no podía ser menos, en los centros del saber locales porque la cultura es elitista por definición, y la aplicación de los principios democráticos a la esfera del conocimiento conduce a la equiparación de sabiduría e idiotez).
Joseph Brodsky. Prólogo a Contra toda Esperanza, de Nadiezhda Mandelstam
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