jueves, 8 de diciembre de 2011

ESTOICISMO


 Ágora de Atenas. Stoa reconstruida.
Zenón de Citio impartía sus enseñanzas en le Pórtico Pintado del Ágora ateniense (en griego, Stoa Poikile, de donde viene el nombre que se dio a la escuela).
El Estoicismo centra su afán en la búsqueda de la felicidad individual. También toma como referencia de su especulación cosmológica la “quiebra” del TODO que representan las filosofías de Platón y Aristóteles. Niegan radicalmente el dualismo platónico, pero también la división que Aristóteles establece entre Dios y  Materia. Buscan, podríamos decir, restaurar el  discurso filosófico que hace de la unidad profunda del cosmos objeto básico de búsqueda en el quehacer científico y filosófico.
Para los estoicos Dios sólo es perfecto en tanto que la materia no existe independientemente de él. Dios es entendido como principio activo o causa eficiente del Universo, pero sólo existe en tanto que existe también el principio pasivo, la materia, que recibe su acción demiúrgica.
Dios es, propiamente hablando, espíritu motor o alma racional que da vida y orden al universo. Coinciden con Aristóteles en considerarle “pensamiento siempre pensante”, pero según los estoicos, a la vez que se piensa a sí mismo piensa todo el universo, y al pensarlo le confiere existencia, vida y orden.
Si el universo es el producto de un logos absoluto, todo en el mundo es absolutamente racional y por tanto todo es como debe ser. Para los estoicos, pues, nada hay de azaroso o casual en el universo.
Ágora de Atenas. Stoa reconstruida.
Por ello, la libertad del hombre es un concepto que no tiene sentido. Para ellos ser libre consiste en desear lo que las cosas son; sólo en este caso no seremos arrastrados como esclavos por los hechos que nos acontecen.
Hemos de vivir virtuosamente, y eso significa vivir de acuerdo con la naturaleza humana, lo cual no es otra cosa que vivir según la razón. Como Aristóteles, manifiestan que una razón perfecta es lo propio del hombre; los otros bienes son comunes a los animales y a las plantas.
Podríamos resumir las ideas estoicas en los siguientes puntos:

El hombre ha de vivir y obrar conforme a la naturaleza, único modo de lograr la perfección personal y alcanzar la felicidad.
La Naturaleza no es sólo la materia, sino también la razón universal que todo lo dirige. Por ello, vivir conforme a la naturaleza ha de ser un vivir racionalmente.
La ley universal es también ley moral. El hombre sabio ha de librarse de todas las ataduras que le impidan someterse a esa ley universal.
En situaciones extremas, cuando el hombre no ve salida alguna a sus problemas, la razón puede conducirle al suicidio, entendiendo dicho acto como una aceptación del destino.
La razón es común para todos, por lo que no se pueden hacer distinciones entre libres y esclavos, niños y adultos, mujeres y hombres, compatriotas y extranjeros...etc. Todos los hombres son ciudadanos del mundo y constituyen la hermandad universal.

La tradición filosófica estoica ha tenido un gran eco en épocas posteriores. Por un lado, causó gran impacto entre la intelectualidad romana; por otro, su influencia sobre la moral cristiana ha sido muy fuerte, prolongándose en el tiempo hasta nuestros días.
El estoicismo, además, no siempre se alejó de los asuntos políticos de una manera decidida. Baste señalar que uno de sus más importantes representantes fue emperador de Roma, Marco Aurelio. Según Gonzalo Puente, la relación de los estoicos con la política transitó desde una indiferencia evasiva en su primera época hasta una conformidad resignada en su etapa final, habiéndose entre tanto lanzado a una entrega esperanzada.
Tradicionalmente se ha dividido la historia del estoicismo en tres periodos:

Estoa Antigua. La dirigieron ZENÓN (332-262 a.C.), CLEANTES (262-232a.C.) y CRISIPO (232-204 a.C.)
Estoa Media. PANECIO de RODAS (185-130 a.C.) y POSIDONIO de APAMEA (135-55 a.C.)
Estoa Nueva. Tiene como máximos exponentes a SÉNECA (1-65 d.C.), EPÍCTETO (50-125 d.C.) y MARCO AURELIO (120-180 d.C.).

Los autores citados en los dos últimos periodos pertenecen ya a la Estoa predominantemente romana.

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